
Hacia fines de la Primera Guerra Mundial, los Cortázar lograron pasar
a Suiza gracias a la condición alemana de la abuela materna de Julio, y de
allí, poco tiempo más tarde a Barcelona, donde vivieron un año y medio. A los
cuatro años volvieron a Argentina y pasó el resto de su infancia en Banfield, en
el sur del Gran Buenos Aires, junto a su madre, una tía y Ofelia, su única
hermana.
Realizó estudios de Letras y de Magisterio y trabajó como docente en
varias ciudades del interior de la Argentina. En 1951 fijó su residencia
definitiva en París, desde donde desarrolló una obra literaria única dentro de
la lengua castellana. Algunos de sus cuentos se encuentran entre los más
perfectos del género. Su novela Rayuela conmocionó el panorama cultural de su
tiempo y marcó un hito insoslayable dentro de la narrativa contemporánea.
En 1983, cuando retorna la democracia en Argentina, Cortázar hizo un
último viaje a su patria, donde fue recibido cálidamente por sus admiradores,
que lo paraban en la calle y le pedían autógrafos, en contraste con la
indiferencia de las autoridades nacionales. Después de visitar a varios amigos,
regresa a París. Poco después François Mitterrand le otorga la nacionalidad
francesa.
El 12 de febrero de 1984 murió en París a causa de una leucemia.
Julio Cortázar es uno de los escritores argentinos más importantes de
todos los tiempos.
El Surrealismo y Cortázar
No hay dudas de que las obras de Cortázar muestran originalidad, sin
embargo el escritor buscaba hallar las respuestas a sus propias inquietudes
existenciales. Fue un admirador del Surrealismo pero no siguió sus pasos, más
bien recogió de él su manera de entender al hombre y su búsqueda por encontrar
un camino para salir de la alineación provocado por la cultura y la
civilización. Descubrir al hombre libre que vive en el hombre contemporáneo fue
la premisa de toda la obra ‘’cortazariana’’. Además, el Surrealismo le dio a
Cortázar las bases de una visión nueva de lo fantástico.
Cortázar adhirió a la filosofía estética del Surrealismo, al igual que
Breton y el resto de la hueste Surrealista, el escritor argentino pretendía que
la literatura fuera expresión de lo real. La imaginación literaria es la exploración de
la realidad.
La Obsesión: Los Surrealistas descubren una realidad interna que lucha
por salir, una realidad que quiere estallar y muchas veces esta es la causa de
la locura. Dalí, hace estallar sus frustraciones sexuales en los cuadros,
Cortázar piensa algo parecido ya que en un principio lo ‘mágico’ es lo que rige
su obra y poco a poco este ‘mágico’ se va acercando más al hombre, cambiando su
visión del mundo.
El Sueño: Los Surrealistas, a
diferencia de Freud, desean fusionar los dos mundos, el onírico y el de la
vigilia. En este sentido Cortázar está de acuerdo con el surrealismo y afirma
que ‘’Quien llegue a despertar a la libertad dentro de un sueño habrá
franqueado la puerta’’.
De este modo, el surrealismo se pintaba monstruos imaginarios que
supuestamente yacían en nuestro subconsciente, Cortázar en sus cuentos libera a
ese ‘otro’ que se encuentra escondido tras cada cosa de la realidad como las
hormigas, un viaje en bus o una ida a la milonga.
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