Literatura del Surrealismo
Colegio Santa Rosa de Lima - 5to. Hds
Alexa Álvarez #1, Enola Gil #10, María Gabriela Pérez #20, Sheilay Saab #22, Patricio Silva #23, Ariana Velazco #:25

Sunday, June 15, 2014

René Char


René Char

(L'Isle-sur-la-Sorgue, 1907 - París, 1988) Poeta francés. Vinculado al grupo surrealista desde 1930, a partir de 1934 comenzó a distanciarse del surrealismo, aunque sin romper del todo los lazos que le unían a los integrantes del movimiento. Durante la Segunda Guerra Mundial combatió en la resistencia. Su comarca natal y su experiencia en la guerra tuvieron un peso importante en la temática de su obra.

Después de completar su educación en la Provenza francesa, donde nació, Char se trasladó a París a finales de la década de los veinte. Allí hizo amistad con A. Breton, René Crevel y L. Aragon, y escribió sobre su tierra natal. En 1930 firmó el segundo manifiesto surrealista junto con A. Breton y P. Éluard y colaboró en la obra de este último Morir de no Morir (1924).

Su figura como autor tardó en tomar forma debido a la dispersión de sus exiguas aportaciones en plaquettes, que a menudo no fueron puestas a la venta, y por el desconcierto que provocaron sus primeras obras. Hasta 1945, con El martillo sin dueño, no se reunió la parte principal de su obra ya publicada. En este volumen se recogen Arsenal (1929), Artine (1930), L´action de la justice est éteinte (1931), Le marteau sans maître (1934), que da título a la recopilación y Moulin premier (1939).

Char es un poeta difícil, conciso hasta lo hermético; se caracteriza por pequeñas o minúsculas composiciones en verso o en prosa, que a menudo podrían definirse como criptogramas líricos muy sugestivos, breves y austeros informes de pequeñas experiencias. Furor y misterio agrupa su obra poética entre 1938 y 1947, publicada en Solos permanecen (1945), Hojas de Hipnos (1946), Los leales adversarios (1947), El poema pulverizado (1947) y Fontana Narrativa.

La obra de Char, en la que el autor nombra en primer lugar las cosas que ama, el Sorgue y sus habitantes, evoluciona después hacia una poesía caracterizada por la violencia de tono y la densidad de las imágenes, en la que el poeta refleja su humanismo y su ira hacia la brutalidad de la guerra. Sus creencias políticas, así como su condena del comunismo en 1949 y su desacuerdo sobre la base de armas atómicas de la Alta Provenza aparecen con claridad en sus escritos.

En 1955 conoce al pensador M. Heidegger, sobre el cual se dictaron varios seminarios entre 1966 y 1969, en Thor, localidad cercana al pueblo natal de Char. A partir de la segunda mitad del siglo XX escribió importantes obras como El sol de las aguas (1951), Búsqueda de la base y de la cima (1955), Común Presencia (1964), Vuelta atrás (1966) y La noche talismática (1972). La Bibliothèque de la Pléiade publicó sus obras completas en 1983. Fue nombrado Caballero de la Legión de Honor, Oficial de las Artes y las Letras y recibió la Medalla de la Resistencia y la Cruz de Guerra.

Dos poemas por René Char:

LA LUJURIA



El águila ve como se borran gradualmente las huellas de la memoria helada
La extensión de la soledad hace apenas visible la presa que huye
A través de cada una de las regiones
Donde uno mata donde a uno lo matan libremente
Presa insensible
Proyectada indistintamente
Más acá del deseo y más allá de la muerte

El soñador embalsamado en su camisa de fuerza
Rodeado de utensilios efímeros
Figuras que se desvanecen apenas formadas
Su revolución celebra la apoteosis de la vida que declina
La desaparición progresiva de las partes lamidas
La caída de los torrentes en la opacidad de las tumbas
Los sudores y malestares que anuncian el fuego central
Y finalmente el universo con todo su pecho atlético
Necrópolis fluvial
Después del diluvio de los rabdomantes

Ese fanático de las nubes
Tiene el poder sobrenatural
De desplazar a considerables distancias
Los paisajes habituales
De romper la armonía acumulada
De tornar irreconocibles los lugares fúnebres
Al día siguiente de los homicidios provechosos
Sin que la conciencia originaria
Se cubra con el deslizamiento purificador del suelo.




LOS SOLES CANOROS


La desapariciones inexplicables
Los accidentes imprevisibles
Los infortunios quizá excesivos
Las catástrofes de todo orden
Los cataclismos que ahogan y carbonizan
El suicidio considerado crimen
Los degenerados intratables
Los que se enrollan en la cabeza un delantal de herrero
Los ingenuos de primera magnitud
Los que colocan el féretro de su madre en el fondo de un pozo
Los cerebros incultos
Los sesos de cuero
Los que hibernan en el hospital y conservan la embriaguez
de las ropas desgarradas
La malva de las prisiones
La ortiga de las prisiones
La higuera nodriza de ruinas
Los silenciosos incurables
Los que canalizan la espuma del mundo subterráneo
Los enamorados en éxtasis
Los poetas excavadores
Los que asesinan a los huérfanos tocando el clarín
Los magos de la espiga
Imperan temperatura benigna alrededor de los
sudorosos embalsamados del trabajo.


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